El vino son Momentos…

Me encanta el vino. No he encontrado ninguna otra bebida que pueda tener tanta alma, tanto fondo, tanta variedad de sensaciones, gustos, recuerdos aromáticos… En definitiva, una gran historia embotellada.

Pero el vino no es solo sensación organoléptica. No es tres o cuatro fases de cata. No es un color. No es astringente, ni ácido, ni untuoso…No es 10 ó 14,5 grados de alcohol. No es ecológico ni sintético. A veces pienso que ni siquiera es vino.

El vino es fundamentalmente Momentos. No conozco a mucha gente que no posea en su cerebro recuerdos asociados al vino. Y no son recuerdos sólo asociados a su ingesta sino a lo que está acoge, rodea e incluso diría que carameliza en un instante que puede llegar a ser sobrecogedor.

El vino paraliza instantes y los devuelve en el futuro. Es una foto que se clava en el recuerdo y lo devuelve cuando vuelves a beberlo, pero no son recuerdos banales sino emocionales.

Momentos del abuelo con manos ajadas, ya temblorosas, buscando su botella y su vaso. Sentándose pensativo, varado, sin fuerza pero brillando ante su vaso de vino. El que le recuerda a sus amigos, fundamentalmente los que no están, aquellos que se fueron y no le pueden acompañar en este vaso. Recuerdos de juventud y nostalgia de cada vino que descuenta ya esperando el final.

Momentos del padre y del hijo. De cada noche que cenando rodearon de la magia que da el vino. De cómo les hizo cenar de pié, en casa, alrededor de un buen corte de jamón, un poco de queso y la ilusión de que ese siempre será su momento. Sin reproches, disfrutando, leyendo te quieros en sus ojos cuando mirándose acercan el vaso a la boca y disfrutan de su vino.

Momentos de nostalgia, de soledad por minutos, horas o días. Momentos que te devuelven lágrimas, supuestamente pasadas, dolor que el tiempo rememora cuando el vino te anima a sufrir. Porque sufrir también es humano, necesario y vital. Él te devuelve a pasados llenos de compañías y momentos olvidados, esos que tanto marchitaron el alma pero que tanto necesitamos rememorar.

Momentos que rememoran, que homenajean, momentos que valoran momentos…. Momentos! Esa Felicidad que ansiamos y solo logramos, por momentos.

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Momentos…. Que volverán cuando con nuestras manos ajadas recojamos con temblor el vaso de la mesa. Y girando la cabeza, con gesto prepotente, nos lleve a perder la mirada buscando el beso de una madre, el abrazo protector de un padre, el amor de un hermano, la caricia de una abuela, los momentos vividos con compañeros, amigos…En definitiva seres que acompañaron vasos de vino, bebidos buscando sensaciones organolépticas, pero que en realidad grababan mensajes en el alma.

Seres que ya en otros lugares nos esperan mientras descontamos otro vaso de vino.

Dedicado a mis padres y mi abuela.

 

 

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